lunes, 6 de febrero de 2012

LA MUJER PERFECTA



"Una mujer perfecta ¿quién la encontrará?
Vale mucho más que las perlas.

Confía en ella el corazón de su marido,
y no cesa de tener ganancia.

Ella le procura el bien, y no el mal,
todos los días de su vida.

Busca lana y lino,
y trabaja con su mano ágil.

Es como una nave mercante,
que de lejano trae sus víveres.

Se levanta cuando todavía es de noche,
y distribuye la comida a su casa,
y las tareas a sus siervas.

Desea un campo y lo compra,
con el fruto de sus manos planta una viña.

Ciñe sus lomos de fortaleza,
y emplea la fuerza de sus brazos.

Constata que su industria prospera,
su lámpara no se apaga por la noche.

Echa mano a la rueca,
y sus dedos giran el huso.

Tiende su brazo al desgraciado,
y alarga la mano al indigente.

No teme la nieve para su casa,
porque toda su familia lleva doble vestido.

Ella se hace cobertores,
lino fino y púrpura la visten.

En las puertas de la ciudad, su marido es estimado,
cuando se sienta con los ancianos del país.

Teje telas de lino y las vende,
y procura cinturones a los mercaderes.

Se reviste de fortaleza y de gracia,
y mira gozosa el porvenir.

Abre su boca con sabiduría,
y en su lengua hay una doctrina de bondad.

Vigila la marcha de su casa,
y no come el pan de la ociosidad.

Sus hijos se levantan, para proclamarla bienaventurada,
su marido, para hacer su elogio:

"Muchas hijas se han mostrado virtuosas,
pero tú superas a todas".

Engañosa es la gracia, vana la belleza,
la mujer que teme a Yavé, ésa debe ser alabada.

Dadle del fruto de sus manos,
y que, en las puertas de la ciudad, sus obras proclamen su alabanza."



Fuente: Proverbios 31,10-31
JF

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