Amar la justicia, vosotros los que juzgáis o gobernáis la tierra. Sentid bien del Señor y buscadle con sencillez de corazón. Porque los que no le tientan le hallan, y se manifiesta a aquellos que en él confían. Pues los pensamientos perversos apartan de Dios, cuyo poder puesto a prueba redarguye a los necios. Porque la sabiduría no entrará en alma maligna, ni habitará en el cuerpo sometido al pecado. El Espíritu Santo que la enseña, huye de las ficciones; se aparta de los pensamientos desatinados y es repelido por la presencia de la iniquidad.
Sabiduría I, 1-5
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