domingo, 26 de junio de 2011

Ofrenda lírica




Iba yo caminando por la aldea, cuando tu carroza, de oro apareció a lo lejos, magnifica y resplandeciente.

Y al pasar junto a mí, se detuvo entonces tú me miraste a los ojos y bajaste sonriendo. Sentí que me invadía la felicidad de la vida, y pensé que las penurias de mis días malos habían terminado.

Mas luego, me tendiste tu diestra y dijiste: “¿Puedes darme alguna cosa?”. “¡Ah, que ocurrencia la de su realeza pedirle a un mendigo¡”, pensé.

Yo estaba confuso y no sabía qué hacer; entonces saqué lentamente de mi saco, encontré un granito de trigo y te lo di. Pero qué tristeza la mía cuando al caer la tarde y vaciar mi saco en la arena, encontré un granito de oro entre la miseria del montón.

Amargamente lloré por no haber tenido corazón para darte todo.

Rabindranath Tagore

No hay comentarios:

Publicar un comentario