¿De qué te sirve hablar profundamente acerca de la Trinidad, si no tienes humildad, y por eso degradas a la misma Trinidad?
Verdaderamente, los discursos profundos ni santifican a nadie, ni lo justifican. La vida virtuosa es la que hace uno agradable a Dios.
Quiero más bien sentir, la compunción, que saber su definición.
Si supieras de memoria toda la Biblia y las doctrinas de todos los filósofos, ¿De qué te sirviera todo eso sin el amor y la gracia de Dios?
“Vanidad de vanidades, todo vanidad”, menos el amar a Dios y servirle a Él solo.
Esta es la sabiduría suprema: encaminarse al Reino de los Cielos con el desprecio del mundo.
Tomás de Kempis
Consagración a la Santísima Trinidad
Trinidad Santísima:
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Presente y operante en la Iglesia
Y en la profundidad de mi ser;
te adoro, te doy gracias y te amo.
Y por las manos de María,
Mi madre Santísima,
a ti me ofrezco, entrego y consagro
como hermano y discípulo.
Espíritu Santo,
a ti me ofrezco, entrego y consagro
como “templo vivo” para ser santificado.
María, Madre de la Iglesia y madre mía,
tu que estás en íntima unión
con la Santísima Trinidad,
enséñame a vivir en comunión
con las tres divinas personas,
a fin de que toda mi vida sea siempre “gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”
Santiago Alberione
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