1. Nuestra sociedad posmoderna ofrece un supermercado de supersticiones.
La superstición consiste en tener sustitutos de Dios y la practican quienes recurren a adivinos, lectura de cartas, del café, del Tarot; los que juegan la Ouija, consultan horóscopos; los que practican la magia sea negra o blanca, pues ambas son los mismo. Así mismo los que practican el espiritismo -que es utilizar a personas, llamadas médiums o materias, para la invocación de espíritus impuros, pero que se camuflan con otros nombres- y el espiritualismo -que invoca también a espíritus inmundos que se ocultan tras imágenes de santos.
Otros recurren directamente a brujos, que tienen poderes por medio del trato con Satanás, para que hagan maleficios o daños a otras personas (suelen llamarles trabajos), o para curarse de alguna enfermedad.
En los años recientes ha tenido incrementos el culto llamado Adoración de la Santa Muerte.
Consiste en adorar a un espíritu inmundo que se esconde tras el ídolo de una muerte con guadaña. Se cuelgas medallas y escapularios de la muerte y hacen ritos en su honor. Tienen personas que se hacen pasar por sacerdotes sin serlo, y confunden a la gente ignorante. Este demonio puede hacer milagros pero los cobra con la condenación eterna. Este culto es idolétrico pues solo a Dios, Uno y Trino, adoramos los cristianos. La 1a. carta a los Corintios 15,26 nos enseña: él último enemigo en ser destruido será la muerte,
por lo tanto Cristo ha venido a liberarnos de la muerte no ha entregarnos en sus manos. Los que acuden a esos templos corren el peligro de contaminarse con espíritus malignos, pues algunos de sus jefes tienen trato directo con Satanás.
Todas las supersticiones son una falta grave contra el 1o. mandamiento de la ley de Dios: amarás a Dios sobre todas las cosas. Evitemos, pues toda falsa superstición.
2.- Actitud de los discípulos de Cristo.
Ante todas las ofertas de supersticiones que hay en los medios de comunicación, y que nos presentan el mal como bien, los discípulos de Cristo discernimos apoyándonos en la Sagrada Escritura que nos enseña, con claridad meridiana, que estas prácticas superticiosas son abominables a los ojos de Dios, que lo ofenden gravemente y, al mismo tiempo, causan daño a quienes las practican. Escuchemos:
Cuando hayas entrado en la tierra de Yavé tu Dios te da...
que nadie practique encantamientos
o consulte a los astros; que no haya brujos ni hechiceros;
que no se halle nadie que se dedique a supersticiones
o consulte los espíritus;
que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos.
Porque Yavé aborrece
a los que se dedican a todo esto, y los expulsa delante de ti
a causa de estas abominaciones.
Tú, en cambio, te portarás bien en todo con Yavé, tu Dios.
Esos pueblos que va a desalojar escuchan
a hechiceros y adivinos,
pero a ti, Yavé, tu Dios, te dio algo diferente.
Deuteronomio 18, 9-14
Es contundente este texto del Antiguo Testamento. Nos deja claro que los discípulos de Jesucristo tenemos nuestra confianza puesta única y totalmente en la providencia amorosa de nuestro Padre Dios, en nuestro Maestro Jesucristo y en la fuerza del Espíritu Santo.
La fe en el único Dios verdadero que ha enviado a su hijo único, Nuestro Señor Jesucristo, libera a los discípulos de estas obras de Satanás como nos lo narra el libro de los Hechos.
Muchos de los que habían aceptado la fe venían a confesar
y exponer todo lo que habían hecho.
No pocos de los que habían practicado la magia
hicieron un montón con sus libros
y los quemaron delante de todos.
Calculando el precio de loslibros,
se estimó unas cincuenta monedas de plata.
Hechos 18, 18-19
Compartimos
-Digo cuáles de estas supersticones son más comunes en mi entorno:
escuela, trabajo, amigos.
-¿Qué aprendí de los textos de la Biblia que acabamos de leer?
Pbro. Juan Manuel Pérez Romero
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