sábado, 19 de mayo de 2012

MARÍA, PRIMERA CREACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO


La primera creación del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento, la Santísima Vírgen. -Dios ha hablado al hombre, y le ha hablado para instruirlo. Luego su palabra no es ni puede ser un libro sellado. De aquí la indispensable necesidad de una interpretación auténtica. Esta interpretación, ó no se encuentra en ninguna parte, ó está en la tradición universal de la Sinagoga de la Iglesia.

Esta tradición nos enseña que todas las mujeres ilustres del Antiguo Testamento son ensayos, bosquejos, figuras de la mujer por excelencia, de María. Los dones que ellas poseyeron parcial y transitoriamente, María los posee para siempre y en toda su plenitud.

Así como las diversas corrientes de agua que riegan la tierra van a mezclarse en el Océano, del mismo modo, todas las efusiones parciales del Espíritu Santo sobre las mujeres de la Biblia, se reúnen en la mujer del Evangelio, para crear la incomparable maravilla de su sexo, la Virgen Madre, María.

¿Por quién ha sido formado este océano de perfecciones? Por el Espíritu Santo. ... porque entre todas las criaturas del cielo y de la tierra, de los tiempos pasados y de los siglos futuros, ella es la única sobre quien la tercera persona de la Santísima Trinidad vino con la plenitud de sus dones. Si preguntáis qué objeto se propuso el Espíritu Santo al venir a reposar así en María, los ángeles y los hombres responden: Porque María debía ser su esposa, la Madre del Verbo encarnado, la base de la Ciudad del bien, la mujer por excelencia, una madre de un linaje perpetuo de mujeres heroicas.

Lo mismo se verifica con la Palabra eterna. Nacida en el seno del Padre, estaba en él antes de todos los siglos. Nadie la conocía, pero ella era capaza de un segundo nacimiento que la expusiera afuera y la hiciese sensible. Según nuestro modo de entender, este segundo nacimiento le daría su último complemento. Ahora bien: María ha sido la boca por la cual el Padre ha producido su Verbo al exterior, ella la que ha dado un cuerpo y lo ha hecho visible y sensible. Luego lo mismo respecto al Hijo que del Padre, podemos llamar a María el complemento de la Trinidad: universum Trinitatis complementum.

Gracias a ella, el Espíritu Santo se hará fecundo y producirá un Dios-Hombre ó un Hombre-Dios, obra acabada del poder y el amor. ¿No gloria, y que así puede por tercera vez ser la llamada complemneto de toda la Trinidad: universum Trinitatis complementum.



Monseñor Gaume

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