Tan solo el hombre, por ser libre, es responsable de sus actos en la medida en que éstos son voluntarios. (CIC 1734)
Ni la ley humana ni la divina, sancionan los actos de los animales. El hombre en cambio, debe dar cuenta de lo que hace ante la sociedad y ante Dios.
Cuando el hombre utiliza responsablemente su libertad, es que alcanza realmente su grandeza. Al lado de pecadores y perversos, conviven grandes hombres, héroes, bienhechores y santos. Y somos libres para imitar a unos o a otros, pero al fin tendremos que dar cuenta de nuestros actos, porque somos responsables del bien o del mal que hacemos.
La responsabilidad de nuestros actos puede quedar afectada o disminuida e incluso hasta suprimida por causa de ignorancia, violencia, temor o factores psíquicos, pero hay que reconocer que existe lo que se llama "ignorancia culpable", o sea, cuando deberíamos haber conocido la trascendencia de nuestros actos pero por apatía o cobardía no investigamos la verdad y entonces responderemos por ello. (CIC 1735)
A.H.
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